Nota desde Attraction Management sobre Legislación para el acceso a menores de edad en las salas de concierto.
A raíz del problema surgido en Sevilla, como empresa organizadora de conciertos, queremos dejar constancia que el problema de la prohibición del acceso a menores en las salas de conciertos es un asunto muy preocupante.
La actual legislación (variable según comunidades: mayores de 16, mayores de 18, con acompañante, etc) es absolutamente injusta y gravemente discriminatoria para la música, entendiéndose ésta como una actividad cultural reconocida en todos los foros internacionales (Unesco, etc). No tiene ningún sentido que un menor de edad tenga libre acceso a un bar, restaurante, cafetería, etc, solo o acompañado dónde se exhibe y se vende todo tipo de alcohol, y no lo pueda hacer en un recinto similar (donde también se exhibe y se vende alcohol) pero que además promueve, y en la mayoría de los casos es su actividad principal, la realización de conciertos de música en vivo.
Además, como todos sabemos, la música es una parte fundamental en el desarrollo de la población juvenil, estamos cansados de ver propaganda institucional para que nuestros jóvenes acudan al cine o al teatro con el fin de adquirir una formación cultural cosmopolita que enriquezca sus vidas y les sirva como experiencia, pero la música en directo no parece tener los mismos valores que otras ofertas culturales, como así demuestra la gran injusticia de esta ley que veta el acceso a menores en las salas de conciertos. La juventud puede escuchar música en todo tipo de dispositivos electrónicos, pero se las ve y se las desea para poder vivir una experiencia única en directo junto con su artista de cabecera.
La reivindicación para la eliminación de esta ley ha sido uno de los caballos de batalla para las asociaciones profesionales de este sector cultural que, hasta ahora, sigue siendo desoída por todas las administraciones del estado. Sentimos (somos unos de los grandes perjudicados) estos problemas que la ley ocasiona y seguiremos tratando de lograr los derechos que nuestra actividad cultural debería tener y equipararnos, de una vez por todas, con la reglamentación que mantienen la mayoría de los países de nuestro entorno europeo (Inglaterra, Francia, etc), que sí admite la entrada de menores a cafeterías, bares, restaurantes y, por supuesto, a salas de concierto.
Así que, por favor, no criminalicemos al artista o a los organizadores de conciertos, que no son los culpables de este desvarío… ahora ya sabes quienes son.
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